LO ÚLTIMO

Ché pibe, que calor

La increíble historia de la segunda camiseta argentina en el mundial de 1986

En la primavera del año 1986, el puntilloso seleccionador argentino Carlos Salvador Bilardo y su equipo de colaboradores inspeccionaron palmo a palmo las tierras mexicanas donde se celebraría el mundial ese verano. Conocedor de las altas temperaturas del país centroamericano durante la celebración del campeonato decidió con el apoyo de la Federación de Fútbol Argentina, crear una camiseta acorde a las condiciones climatológicas del lugar. Una camiseta que eliminara el sudor de los jugadores lo antes posible para facilitar el normal desarrollo de los partidos.

A la izquierda la camiseta utilizada contra los uruguayos. A la derecha la utilizada contra los ingleses en cuartos de final.

La marca patrocinadora de los argentinos en el `86, la francesa Le Coq Sportif, puso manos a la obra y creó una «remera» lo más cercana a las necesidades planteadas por la selección de Bilardo. Un tejido novedoso para la época y que hoy, más de 30 años después podríamos equiparar a los actuales «climalite». Todo perfecto, los argentinos equipados de manera que pudieran sacar ventaja al resto. Todo perfecto…o casi todo.
Llega el partido contra los uruguayos en octavos de final, los dos equipos tienen que cambiar su indumentaria actual. La segunda equipación de Argentina no era del tejido de la primera. Por falta de tiempo o dinero, el tejido de la primera camiseta no se implementó en la segunda. De algodón y mucho más pesada cuando el sudor de los jugadores aparecía.
Con la desaprobación de Bilardo y que al acabar el partido los argentinos en su mayoría la cambiaron con los uruguayos (Maradona se la cambió con Francescoli), los ingleses esperaban en cuartos como equipo anfitrión, con lo que los argentinos debían vestir otra vez de azul. Saltan todas las alarmas en la concentración argentina, los jugadores no quieren volver a vestir esa camiseta tan pesada.
El obsesivo Bilardo y federativos argentinos contactan con los franceses de Le Coq Sportif, pero con solo 72 horas para el partido de cuartos no hay tiempo posible para fabricar las nuevas camisetas. Moschella, uno de los colaboradores del seleccionador, es el encargado de peinar todas las tiendas deportivas de México D.F. Solo en dos encuentra las camisetas del color y la marca que estaba buscando.
Ante la premura del partido contra los ingleses, compra los dos juegos y los enseña a Bilardo para intentar elegir uno de los dos modelos. Maradona, omnipresente en todos los aspectos del juego de la selección, es llamado para hacer la elección final y escoger una. Un azul más claro que el utilizado contra Uruguay con el cuello y los ribetes de las mangas diferentes es la elegida finalmente. Se compran dos juegos para utilizar una en cada periodo del partido.
Otro problema más se une a la ya complicada epopeya, hay que bordar los escudos y planchar los números a las camisetas, de hecho se puede apreciar que en la utilizada contra los ingleses faltan los laureles a los costados del escudo de la AFA. Los números que se encontraron eran más grandes y brillantes, más propios para camisetas de futbol americano. Se pide ayuda a las mujeres que se encargan del material del Club América de México, donde se encontraba concentrado el plantel argentino. Ellas se encargan de coser y planchar a contrarreloj las camisetas albicelestes.
De ahí hacia adelante la historia es más que conocida, la mano de Dios, el gol del Barrilete Cósmico, el campeonato del mundo ganado a los alemanes. Maradona,Pumpido, Burruchaga, Ruggeri o Valdano se repartieron toda la gloria, pero ¿Que hubiera sido de los argentinos con aquella segunda camiseta de algodón incómoda y pesada de octavos de final contra los charrúas?

Últimas entradas de José Raúl Morán (ver todo)

Deja un comentario.

Tu dirección de correo no será publicada.


Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.