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Sudamericanos en la liga española

En busca del Dorado

En 1953 la liga prohibió la participación de jugadores extranjeros en el campeonato español, achacando a estos los malos resultados de la Selección española de fútbol de la época, curiosamente clasificada en cuarto lugar en el mundial disputado en Brasil en 1950, la mejor de la historia, hasta el 2010.
Un año más tarde, en 1954, y en virtud del General Franco, se permitió la doble nacionalidad con los países de América latina. Así pues, llegaron los primeros cracks sudamericanos a nuestra liga. Los argentinos Di’Stefano y Rial aterrizaban en Concha Espina. A partir de ese momento son muchos los jugadores sudamericanos en llegar a la liga española, no siempre con la legalidad y claridad que la ley exigia. Los clubes se las ingeniaban para demostrar la ascendencia española de los llamados oriundos, falsos antepasados, falsas nacionalidades y un largo etc. de despropósitos que dieron lugar a un polémico informe de 1972 el cual destapa que 46 de los 60 oriundos que formaban parte del campeonato, cometían irregularidades con la Ley.
Con la presión de los clubes importantes y con el fin de reducir la corrupción, la liga autoriza el fichaje de dos jugadores extranjeros no oriundos por club, en el inicio del campeonato 1973/74. El F.C. Barcelona y Real Madrid se mueven rápidamente en el mercado y consiguen las contrataciones estelares de Cruyff y Netzer, figuras consagradas del continente europeo. Pero la mayoría de los clubes fijan sus miras en el prolífico continente americano, de donde consiguen un buen numero de fichajes que engrosarían las filas de los equipos españoles. Argentinos, paraguayos y uruguayos se llevan la palma, y así es como llegan a la liga jugadores de la talla de: Ayala, Heredia y Doria (San Lorenzo), Guerini (Boca), Pinino Mas (River), Landucci (Rosario), Zuviría (Argentinos Juniors), o Carnevalli (Cacarita).
Un larguísimo etc. seguiría a estos en las temporadas posteriores, llenando los estadios españoles de calidad, garra y oficio. Paraguayos como Arrua, Ortiz Aquino o Verza, y uruguayos como Montero Castillo o Blanco, aportan el empaque necesario a equipos como R.C.D. Español, Real Zaragoza y Real Murcia.
La gran mayoría echan raíces en nuestra liga y dejan constancia de su calidad durante buena parte de sus carreras. Muchos permanecerán para siempre en la memoria de los aficionados. En los años siguientes y hasta nuestros días el goteo de jugadores sudamericanos es incesante. Peloteros de la categoría de Luiz Pereira, Leivinha, Dirceu, Brindisi, Pintinho, Maradona, Roberto Carlos, Enzo Ferrero, Ronaldo, Barbas, Calderón, Redondo o Derticya por citar solo a unos pocos, llenaron de goles, fintas, paradas, y regates las incontables tardes de futbol patrio.
Con la Ley Bosman años más tarde nuestra liga se llenaría de toda clase de futbolistas de todo el mundo, condición y más o menos importancia, pero que duda cabe que le debemos especialmente a los sudamericanos haber encontrado nuestro particular dorado.
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