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Santiago Formoso, un gallego en la corte de O’Rei Pelé

Santiago Formoso (Vigo, Pontevedra, España,  4 de julio 1953)

El joven Santiago emigra a los EE.UU. en 1967, su abuelo paterno reside allí desde principios de siglo. Al estallar la guerra civil manda llamar a su hijo Juan, que será el padre de Santiago. Con los años Juan debe volver a España y se hace capitán de navío. Una mañana del año 65 un sobre de la embajada americana llega al correo, los papeles en regla para ir a vivir a Estados Unidos, la burocracia franquista los tuvo retenidos durante años.
Santiago desembarca en la ciudad de los rascacielos a la edad de 15 años, dejando atrás sus cuatro años de futbol en Santa Mariña. Pero el balón siempre estaba presente en él. En los parques de New Jersey juega con otros chavales que le hablan del fútbol escolar que hace furor.
lo que menos pensé nunca era jugar al fútbol en América, iba para estudiar o trabajar si me dejaban”
Formoso despunta ya en el bachillerato y recibe una beca de la Universidad de Pensilvanya. Como resultado de esto lo llaman de la Selección juvenil americana, con la que realizará una gira por Alemania, donde el Bayern München lo quiere fichar, pero su padre lo convence para que continúe en América y lo acata. Continúa su progresión en el fútbol mientras cursa estudios de arqueología. Acude asiduamente a la selección olímpica, la cual no es capaz de clasificar para los Juegos Olímpicos de Montreal 76.
Muere su padre y la vuelta a España está presente en la familia, pero finalmente deciden quedarse. Su hermano mayor ya trabaja y el pequeño ingresa en los marines. A su vez Pelé llega al soccer americano y Santiago piensa que algo grande está a punto de ocurrir.
La liga americana está en expansión y la Warner crea al cosmos en 1971, llenando de extranjeros el equipo. Formoso fija su meta en jugar en ese ilusionante campeonato. Como al vigués le sobra descaro y llama a su antiguo entrador de la selección olímpica ahora entrenador de los Hartford Bicentennials y le pide una prueba. Durante otra gira por Alemania, ganándose el puesto.
Una serie de casualidades posteriores irán modelando su destino. Asiste como espectador a un partido del Cosmos de Pelé que le mete 5 goles al Fort Lauderdale del gran Gordon Banks. Al acabar el partido se cruza por los pasillos con un asistente del Cosmos con el que coincidió en la selección olímpica, con quien cruza algunas palabras. Los Bicentennials se mudan a la costa oeste y Santiago no quiere dejar sola a su madre. Por lo que cualquier equipo del estado de New York le valdría. Al día siguiente suena el teléfono, “preséntate, salimos de gira”.
Acababa de cumplir un sueño, entraba a formar parte del mundo del deslumbrante Cosmos. Ya por entonces Santiago estaba considerado el mejor jugador americano, pero ha de renunciar a jugar como delantero pues el equipo estaba plagado de estrellas en ese puesto. Le ofrecen jugar como lateral izquierdo y acepta,  pero lo hace bien.
nunca había jugado en ese puesto
Llega al equipo cuando Pelé esta despidiéndose, participando en una docena de encuentros en una gira mundial que sirve de despedida del astro brasileño. y forma junto a él como titular el día de su despedida el 1 de octubre del 1977 en el Yankee Stadium ante 80.000 personas.
El cosmos sigue adelante sin Pelé y gana el campeonato del 78. Recuerda la autoridad de Beckenbauer dándole un golpe en la mano cuando iba a beber un refresco después de hacer un ejercicio, el kaiser le dio una cerveza y le dijo, toma “esto tiene todo lo que acabas de perder”. Solo el alemán le plantaba cara a el italiano Chinaglia, goleador llegado de la “Lazio de las pistolas”, relacionado con la camorra años después, a Marinho Chagas, brasileño, se le ocurrió una tarde marcar tres goles y le dijo “a ti te contratamos para dármelos no para marcarlos”.
eramos un gran equipo, había 17 internacionales de 12 países diferentes
Chinaglia era un auténtico Mussolini, lo controlaba todo en el Cosmos incluso a el presidente
Su dominio del gallego y el castellano le hizo ser el intérprete de aquella loca torre de babel. Un día antes de medirse en plena gira al Chelsea inglés le dijeron, “tenemos un invitado” se abrió una puerta y apareció Johan Cruyff con un par de botas viejas, su ídolo de siempre por encima de Pelé.
Para mi Pelé fue el mejor de todos
En 1980 abandona el Cosmos y firma con Los Ángeles Aztecs. Allí coincide con su admirado Rinus Michels, entrenador holandés, pero sus caracteres rozan enseguida y de la decepción abandona el futbol. Después de esto trabaja en marketing, vende de todo y se casa con una cheerleader, para terminar comprando una flota de taxis.
Este es el sueño de un futbolista poco conocido en su tierra y si embargo triunfador en uno de los equipos más apasionantes de la historia del fútbol mundial, que bien merece un reconocimiento por nuestra parte.
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